POEMAS DEL SER (INEDITO)
INCLUIDO EN:
INVIERNO DE LA PIEL. Santa Cruz de Tenerife.
Colección Poesía. Gobierno de Canarias (1990)
Los silencios
se han hilvanado a
la tierra
y nuestros dioses
en soledad
permanente caducan
heridos de palabras
y de sones
cuanta libertad de
movimiento
para acabar con las
señales
con el pensamiento
trasmitido
cuanto
Sóngoro-Cosongo de prestado
sin el debido
ambiente
durmiendo en las
enciclopedias
mientras las minas
sepultan a los
hombres
solo entonces la
realidad los devuelve
y los sella en las
páginas de los periódicos
pero la tierra los
absorbe ávidamente
con todas las
especies enroscadas
asimilando una a
una
el sistema de las
otras
sin discriminación
de razas
y seguimos sin
entendernos
cada cual delante
hasta el final
delante
con los reptiles en
los talones
y más atrás aún
mucho más atrás
con la soledad a
cuestas
preñada de todos
los hombres
Partícula viviente eres
renacida de hombre
terminado
entre los gritos de
la masa
en soledad lloraban
las iglesias
sus escombros
cuajados de
campanas y de rezos
entregados de
muerte los demás
impasibles
solitarios
en sus inútiles
alfombras
y estrenando gaviotas
cada día
para acrecer la
pesca
todos con el buche
lleno
y la flor junto a
la cortina
todos de soluciones
y distancias
inmersos agobiados
para siempre
Me arrastré jadeante doce veces
antes del sol
ante el propio
tabernáculo allí
sobre ti ante ti
sólo ante cientos
de miradas
cedí la brisa de mí
pelo
ante ía erosión
plena de mi ser
tú jugaste con mi
inocencia
me atacaste me
ataste
pero las primeras
luces te mataron
Yo volví busqué compañero
me lastimé entre la
arena
cómo volver
ciertamente
cómo amanecer
libélula
caminante y extraña
solo tú podías
decirme
porque la primera
idea te pertenece
y naciste para
todos
y arruinaste todo
desde el principio
aromas flor ruptura
caprichos
y el amor...
no nos dejaste el
amor
el amor... envuelto
en siete tomos
en setenta tomos
y la primera guerra
y la segunda guerra
y la tercera guerra
y las demás...
y todas las demás
guerras
todas las guerras bendecidas
y las guerras
inéditas
Cuando ya no intentemos conocerte
cuando todos sepan
tu mentira
de quien partió la
mentira
la primera mentira
social
la libertad de la
mentira
sin existir en tu
bondad
ni en tu ciencia
ni en tu conciencia
y nosotros
arrastrando gusanos
y siendo gusanos
arrastrados
en las piedras
propias
y en las del vecino
amable
porque tu vecino es
muy amable
el que te da el
primer cristal
el que te presta el
primer anillo
el que lacera su
carne para animarte
para el cojín roto
del perro
sin ojos el perro y
el vecino
sin piel para
cotizar más alto
Todas las aras son pocas
y poca la altura
del nivel
para llegar si para
llegar
para alcanzarnos
cada día
en el mismo sur
lloraremos
Los rascacielos quisieron luz
luz líquida para
dar a la gente
y la tomaron
pero no fueron
comprendidos
porque la luz se
hizo desde dentro
para dentro
pero un niño por
venir
la tomó en su leche
una mañana
cualquiera
en las mismas
entrañas por hacer
sin cerebro propio
y la repartió a
todas las conchas
de la playa
conchas azules
dormidas sin gusano
impasibles y
entregadas
marcadas por todos
los ojos
y hundidas en su
propia sal
deshechas en sal
sin saber nada del
hombre
sin hundirse en el
hombre
sólo entre la arena
espesa
la arena que canta
y duerme
y que retorna
dormida de gusanos
y de ojos
sin gusano de ojos
libres
que mirarán la
arena
para empaparla de
lágrimas
ante la primera
sangre dulce
ahora las llamadas
duelen
en la propia carne
en la carne
espigada para volverse espiga
Las llanuras nos caminan
nos llanuran
pequeñas llamadas
conduciendo a todo
pero ahora cuando
dudamos
el primer proceso
de escorpión
nos devuelve a todo
a la llanura propia
sin la estrella nueva
y renacemos sin
esperanza
alguna voz eterna
de llamada eterna
alguna voz
pretenderá llevarnos
pero es profunda la
sima y la palabra
y los corazones no
son de sacristía
ni la sacristía se
te empapela
ni tiene razón de
ser
pero en cambio las
palabras si
las mansas palabras
que caminan
las palabras que
arrastran
las que llevan
y las otras
las que se quedaron
huérfanas
para tenerte
siempre enardecido
Cómo luchas con el sueño
que se te acumula
dentro
cómo luchas húmedo
de temblores
con los costados y
el pecho renacidos
en un afán sonoro
Te deshaces lentamente
en tu pequeño
cosmos habitable
te desintegras en
soledad
sin ninguna
conjunción posible
eterno hombre
caprichoso
con eterna ansia de
ser
como yo te viviría
en la hoja que
conozco
cómo detenerte en
tu vicio de ser
irreconciliable con
el tiempo
todo es para nadie
cuando el tiempo
pasa
los perros se
devoran
y los corazones
cansados
se acuestan sobre
la tierra
también las hojas
de otoño
se identifican con
el suelo
pero nada se
detiene
Luego el cerebro retorna
a la primera concha
y la concha se
alzará
y la concha te
dormirá cantando
y la concha se
dormirá cantando
y creciéndote
y aterrándote
en todos los
principios de la angustia
cuando no cuenta ni
el cascabel
sino la irritación
propia
y el propio miedo
sin medida
con los colores
saludando
en el rayo más
amoroso
y el hombre sin
entender
con su muerte de
seda
dormida entre las
conchas
nadando y robando
sal y azul para
salvarse
y los ojos crecen
crecen
y los ojos te
espantan
entre la arena sin
dormir
Cada intento se convierte en tierra
para formar parte
desde dentro
y los ojos
los ojos los
daremos
al gato del vecino
para que se
divierta
y le daremos el
terror naciente
para aprender a
recobrarnos
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