JULIO TOVAR
Una
mañana de 1965, mi madre contaba un sueño, mientras mi hermano Laureano y yo tomábamos
el desayuno sentados en la mesa de la cocina con mi abuela, otra Pilar, la
madre de mi padre, madrileña de nacimiento que vivía con nosotros. Mi madre
solía contar sus sueños por la mañana temprano, porque decía que si no, se le
olvidaban y ella quería recordarlos. Le gustaba recordarlos. Le daba mucha
importancia a los sueños, -sueño en color- decía siempre.
-Anoche
soñé con Julio. Tocaban en la puerta y cuando abrí, estaba Julio en pijama. El
pijama estaba todo manchado de barro. Me dijo que se encontraba mal, que tenía
frío, que le ayudara, así que lo metí en la cocina y le di un plato de potaje
caliente. Pero era como una pesadilla, una cosa muy rara…
Todavía
seguía explicando su sueño y aún no nos habíamos levantado de la mesa, cuando sonó
el teléfono, aquellos teléfonos negros de baquelita que se colgaban en la pared
y que en esa época, respondían a un número de cuatro cifras. En casa estaba colgado en el
pasillo, en un pequeño recodo que había al lado de la puerta de la habitación
de mis padres.
Mi
madre se levantó para cogerlo. Era su hermana que la llamaba para decirle que
Julio Tovar había muerto durante la noche, que acababa de oírlo en la radio.
Mi
madre tenía esas cosas, esas premoniciones, quizás esta es la primera de las
que me acuerdo, pero a lo largo de la vida hubo muchas más y ella estaba
absolutamente convencida de que tenía una gran facilidad para la telepatía, a
la que achacaba sus experiencias “ultrasensoriales”.
Tenía
dotes de bruja, quizás de hada, como prefería Maud Westerdahl al hablar de
Valentine Penrose, de la que decía: Trataba a los astros con naturalidad, como a personas conocidas
Las
magas están de pie han andado se sientan
Con
su sombrerillo su manto se han ido a predecir
Predecir
al revés
Los
perros han devorado todas las hojas de Tacoronte
Después
se han puesto a aullar
Más
allá de sus madres
En
los siglos
La
canción de hoy.
V.Penrose
Julio
Tovar había fallecido durante la noche, estaba solo y había intentado “sangrarse” algo que
normalmente le hacían en el hospital, por lo que, al hacerlo él mismo de forma improvisada, el pijama se manchó de sangre.
Al menos ese es el recuerdo que tengo de cómo lo contaba mi madre, que interpretó siempre que el barro que manchaba
el pijama del Julio de su sueño, era la sangre que se le había derramado al
Julio real, al intentar sangrarse. Estaba segura de que el sueño había tenido
que ser consecuencia de que Julio se había acordado de ella cuando se sintió
mal.
Años
después, en algún sitio, leí que Julio Tovar había muerto en el hospital, lo que
me dejó bastante confusa ya que no cuadraba con mi recuerdo, así que ahora no
sé qué pensar. Lo que sí es seguro es que yo asistí a esa conversación sobre el
sueño, a la llamada posterior comunicándole la muerte del amigo, y a la
historia que siempre contó mi madre. Lo recuerdo como si fuera hoy, tanto debió
impresionarme la historia. Quizás intentó sangrarse pero luego consiguió llegar
al hospital para morir allí. No sé...
Ahora
por intentar cotejar la historia busco algo sobre él en internet y me sorprende
ver que prácticamente no hay ninguna referencia ni a su vida ni a su obra,
salvo un pequeña entrada en el Natura y cultura, Gran enciclopedia virtual de
Islas Canarias, alguna cita en textos sobre Nuestro Arte y muchas referencias al premio de poesía que lleva su nombre, que en su momento creó el Grupo Nuestro Arte, y que ahora gestiona el Ayuntamiento de Santa Cruz, pero ni un poema, ni una imagen, ni un articulo, nada de nada.
En
cambio, yo de chica oía hablar mucho de Julio Tovar. Mi madre le visitaba con
frecuencia, y le nombraba mucho, con cariño, pero también con gran respeto. Yo
tenía claro que era un amigo entrañable, casi de la familia. A él, físicamente le recuerdo de manera muy superficial, porque no creo haberlo visto más allá de cuatro o cinco veces, quizás
alguna vez en la librería de Sixto, quizás algún día que fuera a recoger a mi
madre a casa, para ir a alguna reunión, algún recital, pero no consigo
recordarlo exactamente, más allá de la imagen que tengo de haberlo visto en
alguna foto.
Años
después mi madre presentó un libro al certamen que con el nombre de Julio,
instituyó el grupo Nuestro Arte al año siguiente de la muerte del poeta. Creo
que también se había presentado a la primera edición del premio que finalmente ganó Apuleyo Soto
Pajares y volvió a presentarse en el 69 con Almas de Piedra. Le dieron el
premio que por primera vez, aquel año, tenía dotación económica (15.000 pts) y le
publicaron el libro.
Yo
creo que le hacía muchísima ilusión además de por la publicación del libro y el
reconocimiento, que duda cabe, porque el premio llevara el nombre de su amigo.
Le debía parecer casi lógico.
En su
álbum de recortes, si lo abres por detrás hay varias páginas dedicadas a
Julio Tovar, a la muerte de Julio Tovar, reseñas, artículos y poemas aparecidos en la prensa tras su muerte, con una anotación manuscrita "9 de septiembre de 1965-fallece Julio" es como si el álbum fuera de los dos. Por delante Pilar Lojendio y
desde atrás Julio Tovar, como esos libros que se dedican a dos artistas y se
empieza uno por delante y el otro por detrás.
Entre los recortes conservados:
[Un poema de Pedro García Cabrera]
EPITAFIO A JULIO TOVAR
El silencio no es tumba.
Es una mano que recuerda
a un hombre solo,
cruzando una calle tranquila,
a esa hora en que todo
va caminándose por dentro.
El hombre solo no es el hombre a solas;
conciencia de la angustia es soledad poblada
si se escucha pisar la hierba,
y en ella sabe sus palabras,
los rasgos de su rostro,
de un rostro que adivina
nuestro espectro de pájaros heridos.
Ahora, si.
Desnacido en la nieve de andar solo,
ya no eres tú,
ya somos nosotros
Tacoronte 12.IX.65
[Un poema de Rafael Arozarena]
Emilio Sanchez Ortiz, reivindica aquí la figura de Julio Tovar. El Día. 1 agosto 2004.
Ver aqui el texto de Julio Tovar para la presentación de Pilar Lojendio en el recital que con motivo del Primer Salón de Arte Experimental de Canarias tuvo lugar en Noviembre de 1964 en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife
Julio Tovar, obra publicada:
Primavera en tu ausencia (1946)
Poesía olvidada (1948)
Hombre solo (1962), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios Canarios. Prologo de José Domingo.
Crónica de una calle tranquila (1960) Gaceta Semanal de las Artes
Desvelada soledad (1966) Ediciones Nuestro Arte
Diálogos (1968) Ediciones Nuestro Arte
Cotidiana [Antología] 1977. Taller de ediciones JB
Dame mis sueños (1991) Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
Cronica de una calle tranquila (facsimil de la edición de 1960) (2002) Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Prólogo de Carlos Pinto Grote.
María Teresa Mariz
Entre los recortes conservados:
[Un poema de Pedro García Cabrera]
EPITAFIO A JULIO TOVAR
El silencio no es tumba.
Es una mano que recuerda
a un hombre solo,
cruzando una calle tranquila,
a esa hora en que todo
va caminándose por dentro.
El hombre solo no es el hombre a solas;
conciencia de la angustia es soledad poblada
si se escucha pisar la hierba,
y en ella sabe sus palabras,
los rasgos de su rostro,
de un rostro que adivina
nuestro espectro de pájaros heridos.
Ahora, si.
Desnacido en la nieve de andar solo,
ya no eres tú,
ya somos nosotros
Tacoronte 12.IX.65
[Un poema de Rafael Arozarena]
No te gana la tristeza de la tarde
cuando las cosas se recuerdan
Julio Tovar
Hombro con hombro
te nombro y me asombro.
Sombra de otoño, tan dueña del sueño.
Tiempo que llevas las manos tan llenas
con un hombre solo.
Hombro con hombro
te nombro y me asombro.
Pájaro tiempo con ganas de buitre
pájaro listo, voraz picahojas
¿vuelves adónde con un árbol solo?
Pájaro tonto.
Pajaro listo, te llevas la única
sombra de bobos, de niños y globos
de pálidas, rotas, tristes mujeres.
Sombra que daba,
sombra que unía los pies a la calle,
las manos amigas,
el canto a los niños, llanto a los ojos.
Hombro con hombro
te nombro y me asombra,
sombra la luz que en tu sitio se vierte.
¡Pájaro tiempo, destruye la sombra!
es vida lo que nace de su muerte
[Poemas del propio Julio Tovar entre los que se encuentran]
Soy, al fin, unas cifras.
Unas cifras oscuras de hemograma
que hablan claro y saben
cuándo terminará ya todo,
y quedará mi vida en una fecha.
Y arriba, un cielo azul,
un cielo del invierno que termina.
***
Lo que importa no es la muerte;
lo que importa es ir muriendo cada tarde,
alargada la vida por los sueños,
vencida por las horas de café,
por esos hombres tristes que gritan en la noche
su rencor y su miedo;
por una fiebre lenta que deja por las manos,
por la sangre y el alma
un sudor pegajoso.
Lo que importa no es la muerte;
lo que importa es el miedo, el frío de las luces,
el no sentir ya nunca el perfume del aire,
el quedar para siempre ya olvidado de todos,
sin saber si existimos,
sin no saber ya nada;
sin que grite la piel su condición de hombre,
sin un ansia rebelde.
Lo que importa es ir muriendo poco a poco;
ir muriendo de pie,
sin nadie que acompañe nuestras horas perdidas,
sin nadie que recuerda,
sin nadie que repita nuestro nombre.
***
Lo que importa no es la muerte;
lo que importa es ir muriendo cada tarde,
alargada la vida por los sueños,
vencida por las horas de café,
por esos hombres tristes que gritan en la noche
su rencor y su miedo;
por una fiebre lenta que deja por las manos,
por la sangre y el alma
un sudor pegajoso.
Lo que importa no es la muerte;
lo que importa es el miedo, el frío de las luces,
el no sentir ya nunca el perfume del aire,
el quedar para siempre ya olvidado de todos,
sin saber si existimos,
sin no saber ya nada;
sin que grite la piel su condición de hombre,
sin un ansia rebelde.
Lo que importa es ir muriendo poco a poco;
ir muriendo de pie,
sin nadie que acompañe nuestras horas perdidas,
sin nadie que recuerda,
sin nadie que repita nuestro nombre.
Ver aqui el texto de Julio Tovar para la presentación de Pilar Lojendio en el recital que con motivo del Primer Salón de Arte Experimental de Canarias tuvo lugar en Noviembre de 1964 en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife
Julio Tovar, obra publicada:
Primavera en tu ausencia (1946)
Poesía olvidada (1948)
Hombre solo (1962), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios Canarios. Prologo de José Domingo.
Crónica de una calle tranquila (1960) Gaceta Semanal de las Artes
Desvelada soledad (1966) Ediciones Nuestro Arte
Diálogos (1968) Ediciones Nuestro Arte
Cotidiana [Antología] 1977. Taller de ediciones JB
Dame mis sueños (1991) Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
Cronica de una calle tranquila (facsimil de la edición de 1960) (2002) Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Prólogo de Carlos Pinto Grote.
Que bonito Mª Teresa...todo tu texto y los poemas
ResponderEliminarGracias Lourdes!
ResponderEliminarLa verdad es que a la vista de lo poco que hay en la red sobre Julio Tovar, voy a ver si hago una paginita en este blog con un buena recopilación de poemas y una biografía. Al menos que quede constancia aqui.
ResponderEliminar